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Mostrando las entradas de diciembre, 2020

POEMAS DE RENZO CASTRO

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  Sobre los olvidados Matinales suspiros a los ojos ciegos Desaires y bostezos de algún muerto jamás llorado Caen las hojas de árboles azules que bailan al caer donde su hondo susurro son secretos que nunca cantarán                                                                                                                               ¿Con qué sueñan los árboles? ¿Cuál fue el sueño del último muerto? Todos lloran en coro ninguno responde Al hondo azul del cielo caen las hojas al caer duermen, duermen profundamente Las raíces solo acarician a todos los muertos a los que jamás terminaron de llorar.             Noches cotidianas El brillo claroscuro de las noches resplandece sobre los robles Sinfonías de grillos y cantos de aves nocturnas donde los acompaña algún claxon de un casi inservible auto Las riñas amorosas entre los gatos empiezan sobre los tejados y otros que solo maúllan sus nostalgias   ¿Qué dirán? ¿A quién extrañaran?

POEMAS DE ULISES DIAZ

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  Amazonía   Dicen que eres pulmón pero eres el corazón.   Selva que te creemos infinita hemos traicionado a tu amor mira lo que han hecho nuestras manos tus árboles y animales que en las llamas convalecen sin culpa el fuego que oculto a nuestra vista te consume tan pronto la madera y la tierra y lo que tienes el menesteroso indígena la occisa picadura de la mosca y el zancudo las lluvias tropicales irregulares y cuando se desbarata el mundo de los hombres tu rastro es todo lo que nos queda tu rastro que es todo lo respirable y todo lo vivo y que el final será tan muerto e irrespirable cuando te sea todo arrebatado por el fuego cuando el fuego burgués (burgués y no bueno) se alimente de toda tu flora y toda tu fauna lo que no conocemos de tu interior y tus secretos tan pronto como te consumamos, Amazonía, los perversos discursos del gobernante y el empresario los capos y los curas y los jefes que ven en tus follajes su perpetuo domini

POEMAS DE ANY ABREGO

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      COMO SIEMPRE       Ya es la hora de morir. Como siempre no llegaste. El pestillo de la puerta se quedó esperando la fría mano abandonada y distante. La voluntad muere en la hojarasca que arrastra el viento así como mueren los marchitos recuerdos en la esquina del abrazo. Es la hora de morir el tiempo se desvanece en las hojas del invierno y los besos se suicidan en la demacrada sombra en el momento que la noche se descalza una vez más.                   ENSÉÑAME   Enséñame de nuevo como se te ama desnuda de gritos a las tres de la mañana. Como se desliza una lengua hecha de viento y de ansias en la serpenteante luz del relámpago. Enséñame a encontrar el gemido abierto de la noche a recordar como se besa los recodos de tu cuerpo sin ver las sombras arañando las paredes. De nuevo quiero encontrar los veranos entre las sábanas esos que dejamos colgados en los alambres nocturnos