CUENTOS DE EDGAR A. HERNANDEZ
LOS DESAPARECIDOS DE MULTIPLAZA
Esa era mi primera noche como velador en ese reconocido centro comercial, mi primo “Chepe” que había sido vigilante por varios años me había conseguido el trabajo ya que llevaba 3 meses sin empleo, desde que había estado como auxiliar contable.
Aunque se preguntarán como de auxiliar contable acepte trabajar como vigilante habiendo estudiado, pero mi situación por sostener a mi familia me obligaba a hacerlo, así que no dude cuando mi primo me dijo que me podía ayudar.
— Mira, poneté las pilas porque ahí te va tocar solo de noche… a saber por qué no duran en ese turno fíjate… pero vos poneté buzo.
Me decía mi primo para que no le fuera a quedar mal, así que le prometí que al menos me quedaría cuando consiguiera otro trabajo en lo que yo sabía.
Llego entonces el primer día y desde muy temprano trataba de pensar positivo y hacerme la idea que era un vigilante y no dar a demostrar que no tenía experiencia, ya que habíamos mentido diciendo que había trabajo cuidando una finca en Santa Tecla.
Cuando me entregaban mi equipo por la tarde, después de ponerme el uniforme en la central, me sentía muy raro y muy nervioso… pero ya “Chepe” me había enseñado a usarla un poco y algunas cosas que tenía que responder si me hacían preguntas de que hacer en situaciones de peligro. La compañía no llevaba mucho tiempo y tampoco había capacitación alguna para hacer el trabajo de todas maneras, así que sentía un poco confiado por ese lado.
Cuando nos llevaron como relevo, allá me encontré al Chepe y solo se puso a reír al verme con el uniforme.
¡Vaya, ahora si te ves puro hombre! Me dijo en su acostumbrado tono burlón, pero solo le respondí con una leve sonrisa y me fui de paso hasta donde tenía que reportarme.
Esa noche de día lunes, solo estaríamos 4 personas cubriendo la zona del parqueo, así que a mi asignaron una zona muy cercana al sótano 3 donde estaba cerrado y muy oscuro, por la hora a la que empezábamos a laborar, ya estaba casi desierto… cercano a las 10 de la noche. Todavía se podía escuchar música al fondo, por los bares que quedaban del otro lado de la salida y en día de semana cerraban más temprano que el fin de semana, cuando el movimiento era casi toda la noche y madrugada.
Cuando menos lo esperaba, me quede yo solo, hacia un poco de frío, así que me puse mi chumpa que ya había tenido preparada para usar, tome una vieja lámpara de mano de color negro que me habían entregado con mi equipo y decidí entonces hacer un pequeño recorrido, así como había visto en las películas.
Cuando di la primera vuelta, todo estaba muy tranquilo y muy callado y entonces para que no me diera sueño, seguí caminando, una leve brisa se sintió y ya empezaba a acostumbrarme a lo que haría o al menos eso quería pensar.
De repente al fondo, vi una pequeña luz moviéndose hasta perderse al final del camino, no sentí miedo porque pensé que era la lámpara del otro guardia, así que solo seguí caminando pero aun me parecía extraño. Luego vi la luz venir hacia mí y entonces si me detuve… de repente la luz se vino directo hacia mi cara y me cegó por unos momentos. Sentí como esa luz me había atravesado la cara y seguido de largo.
Todavía no me había asustado lo suficiente, así que trate de caminar hasta donde estaría el otro vigilante. Cuando llegaba a la otra esquina entonces lo encontré que estaba con su celular y le pregunte:
¿Disculpa compañero, pero viste una luz un poco grande que atravesó todo el pasillo?
—Ja ja ja Empezó bien rápido a jugar con vos… así que tené cuidado.
— ¿De qué me estás hablando?
— De esa luz que viste, está jugando con vos.
— ¿Pero qué es? Le insistí.
-Mira, no te asustes pero es que aquí hay fantasmas… creo que debieron decirte primero.
— Pues nadie me dijo nada, ni siquiera Chepe.
— Es que aquí cada quien se consciente si puedo trabajar de esto, así que si no te asustas tan fácil… mejor acostúmbrate o si no pues ya sabes que hay que hacer.
— Sí, pero es que necesito trabajar.
— Si, como todos… así que yo no digo nada y vos mejor haceté el loco.
Diciendo esto, trate de no pensar en lo ocurrido y me fui de regreso a mi esquina. A eso de las 3 de la mañana, escuche un ruido justo arriba como si alguien pasara corriendo y arrastrando una bolsa o un costal, pero no quise prestarle atención y entonces recordé que mi celular tenia radio, así que lo encendí para tratar de disimular un poco el temor, ya que en esos momentos era evidente que algo pasaba ahí.
Después de entre las luces del fondo, mire la silueta como de una mujer, pero solo era como una sombra… entonces el cuerpo se me comenzó a entumecer, no pude moverme y un sudor helado bajaba por mi cara.
Después, se escuchó el llanto de un niño, como si tratara de decir algo también.... se me cayó la lámpara y el celular.... la silueta desapareció.... pero luego se escuchó algo que rebotaba, ahí en medio del parqueo.... cuando el ruido se escuchaba más cerca de mí, pude verlo.... era una pelota de plástico, de esas baratas que venden en las tiendas a una Cora o no sé.... la pelota se detuvo frente a mí....
— Dios, por favor.... ayudamé.
Luego frente a mi se apareció un niño como de 3 años.... se acercaba para agarrar la pelota, me miró y se sonrío..... Entonces, me halo el pantalón, como en señal que jugará con él. Rezaba lo más que podía y cerré los ojos, muy apretados para que desapareciera..... Logre sentir su manita helada tocar mi estómago, luego me desmayé y ya no supe que pasó.
A lo lejos escuchaba que me hablaban.... — Hey compañero… despiértese.
— ¿Qué pasó? Le pregunté: — !Pues lo encontré tirado!
— Si, solo recuerdo que....
¿El qué?
— Nada, Ud. pensará que estoy loco.
— !Yo le advertí que aquí asustaban! ja ja
Al siguiente día que terminaba mi turno, le llame al Chepe:
— Hey Chepe, sos una mierda..... ¡¡¡No me dijiste que ahí asustaban!!!!
— ¡ Ja ja para eso sos hombre, ahora aguantaté!
La verdad no tenía donde elegir, así que decidí seguir la siguiente noche... pero ese día llegue muy temprano, como a las 7 de la noche, y para entonces ya empecé a escuchar más rumores, que varios clientes se sentían observados cuando entraban a los baños, sobre todo el que estaba cerca de un súper mercado. Hasta escuche que a una señora le abrieron la puerta... pero lo que me inquieto mucho más fue cuando un tipo dijo que en el parqueo había encontrado una pelota plástica rebotar hacia él a media noche y de la nada.
Comencé el turno entonces, con mucho más miedo que la noche anterior, encendí la radio, inicié la ronda y este día parecía más desierto todavía.... se vino un frío intenso, las luces fallaron un poco.... y de repente.... vi como a un grupo de personas al fondo del parqueo.... parecía que era algo especial, luego vi que hasta unas candelas tenían encendidas.... se me hizo muy extraño que no me hubieran notificado antes, así que decidí acercarme para averiguar.
Cuando llegué cerca, el grupo de personas se me quedo viendo.... pude ver que eran unas candelas negras formando un circulo, sobre una estrella de 5 puntas.... cuando traté de hablar entonces no podía creer de lo que era testigo.... vi al mismo niño que una noche antes había tratado de jugar conmigo.... pero esta vez estaba llorando y sus ropas llenas de sangre.
Traté de sacar mi arma de fuego para rescatar al niño, mi instinto trató de vencer el miedo que sentía.... pero uno de ellos, levanto su mano y me hizo una señal como diciendo "No puedes hacer nada".
Estaba en lo cierto, me quede más tieso que una piedra.... y no pude hacer nada, cuando traté de hablar..... Solo balbuceaba.... la saliva se me hizo a un lado de la boca....
— ¿Dios que es esto? ¡¡¡Sacamé de aquí!!!
Cuando de repente un carro se acercó y hasta entonces me pude mover... pero porque todos habían desaparecido.... el carro me pitó para que me quitara de en medio, solo le hice una señal para que continuara.
Al día siguiente fui a presentar mi renuncia y cuando me preguntaron por qué, solamente les dije que no aguantaba el desvelo.
Le llame al Chepe y le dije que me disculpara pero que ya no soportaba y cuando le trate de contar lo que había visto:
— ¡Ya se de eso, porque yo los he visto también! Dicen que es porque en es centro comercial " sacrificaron a un niño como de 4 años, lo hemos visto con la ropa ensangrentada y jugando con una pelota plástica en medio del parqueo.
— Si, así es ¿Pero quién es?
— Pues no se sabe.... pero los dueños que son muy reconocidos son los que lo han hecho, dicen que ellos hacen lo mismo en cada centro comercial que construyen, que hay trabajadores que se pierden y nadie sabe de ellos.... solo les llamamos LOS DESAPARECIDOS… porque los patrones tienen pacto con el diablo para tener ganancias millonarias.... yo desde que ya voy por la Basílica de Guadalupe siento temor... pero nosotros no podemos hacer nada..... Solo trabajar para esos viejos.
LA BRUJA DE IZALCO
Todos los días por la mañana, a buenas 6:00 A.M. era la costumbre de la niña Rocío como era conocida, de dar de comer a sus muchos marranos o cuches como son llamados también, para así comenzar con las tareas diarias. Tenía una forma muy peculiar de llamarlos para que se acercaran a tomar el alimento.
— Muñeco, muñeco, muñeco….
Se escuchaba decir de una forma muy alegre mientras se acercaba con su enorme huacal con la comida, todos los marranos salían corriendo hacia ella, sabiendo muy bien que era la hora de comer. La niña Rocío lo vaciaba y se reía al verlos comer. Era una persona muy querida por siempre regalar una sonrisa a la gente del pueblo, en especial por esto que sucedió en Puerto el Triunfo, Usulután.
Siempre la envidia de muchas personas es la causa de desgracias y en ocasiones termina en males hacia sus víctimas. La niña Rocío, de piel blanca como la luna llena, ojos de color verde como dos lagos, alta y delgada, su largo cabello rubio lo peinaba con una gran trenza que llamaba la atención de toda la gente, para poder hacer mejor sus tareas. Un día, sin querer se topó en el pueblo con una extraña mujer que sin haberle hecho algo, la miro con mucho odio y hasta se la paso llevando con su hombro, era más pequeña, de piel morena y un pelo muy maltratado sin peinar, la niña Rocío solo la observo pero no le dijo nada.
Después la pequeña mujer se perdió en la multitud, la niña Rocío siguió con sus mandados para regresar a su pequeño terreno y terminar con sus tareas. Al siguiente día que estaba nuevamente con su peculiar:
— Muñeco, muñeco, muñeco….
De repente la mujer del día anterior estaba parada frente a su casa, observándola muy fijamente y con la misma cara de odio, aunque no le decía nada pero incomodaba con su rara forma de actuar. La niña Rocío, al ver que no decía nada se acercó para preguntarle si quería algo.
— ¿Quería algo señora?
La mujer parecía muda, se dio la vuelta y empezó a caminar muy lentamente, su ropa parecía haber cambiado de un vestido amarillo pálido a un sucio vestido gris, toda harapienta, como alguien que busca de comer en la basura, casi arrastraba los pies y esto produjo que la niña Rocío sintiera un escalofrío en todo su cuerpo… la mujer se detuvo, dio una media vuelta lentamente y hablo:
— ¡Te vas a morir desgraciada¡
— ¿Pero qué le pasa? Yo a usted no la conozco señora. Dijo la niña Rocío un poco asustada.
Pero la mujer siguió su marcha hasta alejarse de la casa muy lentamente, pero en un abrir y cerrar de ojos desapareció. Al día siguiente la niña Rocío comenzó a sentir unos fuertes dolores en todo el cuerpo, después solo fue su estómago, le costó trabajo poder levantarse para dar de comer a sus queridos marranos, al tratar de llamarlos con su acostumbrada forma, sus fuerzas la abandonaron y dejo caer su huacal, una vecina que iba pasando por el lugar se apuró para ayudarla y la llevo adentro de la casa. Vinieron entonces sus hermanas a cuidarla, ya no podía levantarse por sí sola, su largo cabello le provocaba un enorme calor, así que no lo pensó mucho y pidió que se lo cortaran, sus hermanas para ahorrarse tiempo cortaron toda la trenza de un tajo y después solo le dieron forma al cabello, muy descuidadas arrojaron la trenza a la basura. De un día para otro la niña Rocío lucia muy desmejorada.
— Mira, el doctor que vino a verte dice que te vas a poner bien Rocío. Le decía una de sus hermanas para tratar de animarla.
— Me duele mucho el estómago, y siento un gran calor todavía.
— Mira hermana, mejor te llevamos a San Salvador, allá al hospital Rosales…
— No. Todavía no… hasta que…
Diciendo esto vomito una cosa verde y de nuevo la ataco el dolor de estómago.
— Mejor te llevamos, algo grave puede ser.
Le pidieron ayuda a un vecino para traerla en un pick up hasta la capital, la ingresaron de emergencia y le hicieron todo tipo de exámenes, sin encontrar cuál era su mal. Aun así, decidieron operarla de inmediato, como suele suceder. Cuando la operaban, uno de los doctores descubrió algo que se movía en su estómago, muy cautelosos y con algo de temor decidieron revisar que era, y mientras trataban de buscar que era… uno de ellos sintió un suave bulto… lo comenzó a extraer… y para sorpresa de todos era una gran trenza de cabello rubio… la misma que le había sido cortada a la niña Rocío unos días antes.
Al terminar la operación, le mostraron a sus hermanas lo que habían encontrado… se quedaron con la boca abierta al ver la trenza que una de ellas mismas había cortado y tirado a la basura. Los doctores también muy asustados la entregaron en una bolsa plástica, y les dijeron que mejor la enterraran.
Para no asustar a la niña Rocío, no dijeron nada pero se comprometieron a saber qué es lo que había pasado. Una amiga les dijo que fueran donde un brujo, cercano al pueblo. No tardaron en recomendarles uno. Al llegar y sin decirle algo, el brujo les dijo que sabía a qué habían llegado y les dijo que era mejor que quemaran la trenza porque la bruja la iba a encontrar si permanecía enterrada.
— Esto es un trabajito de la bruja de Izalco, no sé si la habían escuchado antes, pero yo no me meto con ella porque me podrían matar… mejor vayan allá al propio pueblo, ahí en Izalco… para ver si hay alguien que se atreva.
Izalco es famosa por este tipo de historias, de hechiceros que desde hace muchos años se dedican a este viejo oficio, como para hacer males, hacer conjuros para hacer el bien o el mal de una persona, en esta ocasión se cree que fue la envidia de la bruja al ver el cabello rubio de la niña Rocío lo que provoco que le hiciera este hechizo, sin que ella le hubiera dicho o provocado a la bruja, afortunadamente todavía si ustedes van a Puerto el Triunfo todavía se puede escuchar:
— Muñeco, muñeco, muñeco…
Édgar A Hernández
Narrador y Investigador
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