POEMAS DE GABRIELA PAZ
POEMAS DE CUARENTENA.
Narciso
Una cabeza cuelga de un cuello, Inerte,
cual tubérculo sostenida en el aire, atada a un cuello que le rehúye y limita.
Un cuerpo atado a un miembro que desdeña,
triste composición de amasijo apático, una cabeza y un cuerpo que no se
sienten.
La cabeza chorlita se preocupa por el tono
de sus rizos, por el rubor que llevan sus mejías, atada a un cuerpo que busca a
su vez desesperado extirparse, huye de pensarse a sí misma, y sin embargo
pretende mirar otros cuellos que le provean lo que le falta.
El cuerpo cansino y podrido de su propia
fécula, se lanza sólito al abismo, buscándose espejo en turbias aguas,
desesperado muerde su lengua y se suelta en hiel. La cabeza proyectil se deriva
al cuerpo hundiéndose en la cloaca.
El agua hace estragos, llena en su mundo de
retorcidos seres, cabezas y cuerpos desarticulados, cuerpos que proveen un
reguero de tripas, cabezas protuberantes bultos vacíos, renacuajos sin dientes
que nacen de la boca de Narciso.
Colgada
desde una esquina de la ciudad
He desnudado la tarde con mis manos,
La tarde sabe a lluvia, a encielo rosa, a
preticor,
Afuera la ciudad se muere de silencio,
Pero a mí me llega su rumor a queja
Y atesoro sonrisas con humor de incienso.
Mis dientes han encontrado hambre,
No cuelgan sombras ni ruinas de sus cienes,
Me sabe la rabia, me canta la indignación.
La tarde se empaña con una bandera blanca,
En ese cielo que no sabe de encierros y
tristezas,
Avisa la incomodidad de otros,
De otros que cuesta encontrar y no temer,
Y yo, tan hipócrita me pregunto:
¿Qué
tan hondo retumban sus voces?
¿Qué
tan lejos está mi propia sed?
Ostra
He coloreado cada rincón de mi memoria,
En este rincón de mundo donde me tocó
vivir,
Los vecinos en sus juergas, se juzgan y
encuentran incómodos,
Yo abrazó la soledad que decidí construir,
¿Sobreviviré a esta?
He nacido bajo un eclipse,
De ciclopes que se buscan un par de ojos,
La casa hueca siempre fue mi refugio,
La precariedad la volví semilla para
plantar mi jardín,
El canto de los céfiros me resulta ajeno,
Ajena me parece la incomodidad de soportar
a quienes se ama.
Me siento en confort siendo esta ostra,
Cultivo una perla de sucios recuerdos,
De azul lapislázuli para golpearme con el
rencor.
Gabriela Paz López,
nació en Nicaragua en 1985, en el exilio político al que se obligaron
sus padres bajo la guerra civil de El Salvador, en una década convulsa en la
región centroamericana. Es hija de la guerra postergada. Llegó a El Salvador en
1993, tras los Acuerdos de Paz con su familia.
Estudió Antropología
social y sociología en la única Universidad Pública de El Salvador, y se
decantó por el feminismo desde una perspectiva académica, y desde la militancia
política en la segunda década de su vida.
Ha hecho teatro en la universidad como una propuesta para trabajar la
memoria colectiva y sanar, y desde ahí participó en espacios de participación
política estudiantil.
Se asumo militante de la ternura y practicante
de la disidencia sexual, reúsa de seguir los caminos predestinados, y se
compromete con el disfrute.
Retoma en sus escritos poesía, la
construcción de esta la reflexión sobre los estereotipos opresivos, que cercenan
y limitan la existencia y amor propio. Crea poesía desde un lugar liberador,
con el principio de asumirse mujer.
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