UN RELATO DE AMBAR MEJIA
Gus
Gus a la mañana, mi gata Botón, se fue al cielo de los gatos en diciembre, con ella aprendí eso de nunca sabes lo que tienes hasta que lo pierdes, ya que ella estaba casi todo el tiempo conmigo y yo no me daba cuenta que ella evitaba que yo tuviera crisis, que ella sabía cuando estaba mal y saltaba a mis piernas a ronronearme y obligarme a acariciarla o se quedaba al lado mío hasta la media noche cuando no quería salir de mi oficinita, no hay día que no piense en ella y en cuanto me ayudó por tantos años, mi hermano le dió un lugar entre las flores, días después apareció un diminuto gato, buscando comida en la basura, asustado, temeroso y hoy es quien me despierta a la mañana rozando su cabecita en mi rostro, Botón era una gata llena de amor y lo habría querido y cuidado mucho y de momento yo hago lo que puedo por hacerlo sentir cómodo y querido.
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